El emisor debe adaptar el mensaje al receptor para que la comunicación tenga éxito. Por ejemplo, un profesor de matemáticas no hablará de la misma manera sobre la materia con sus colegas de profesión que con sus alumnos.
La comunicación eficaz exige, además, que el emisor adapte el mensaje al contexto en que se produce el intercambio de la información: no es lo mismo conversar en clase que en una tertulia literaria, por ejemplo.
De esta manera, el emisor puede elaborar el mensaje usando distintos registros lingüísticos:
- Registro formal: uso cuidado del lenguaje. Puede ser:
- Estándar: respeta la norma, pero es menos rígido que el registro culto.
- Registro informal: uso menos elaborado del lenguaje. Puede ser:
- Vulgar: no respeta la norma y se caracteriza, entre otras cosas, por la pobreza léxica.